Los fumadores y el síndrome de la rana

Olivier Clerc es un escritor, docente, y conferenciante franco-suizo, autor del libro «La grenouille qui ne savait pas qu’elle était cuite… et autres leçons de vie», en español «La rana que no sabía que estaba hervida… y otras lecciones de vida«. En sus páginas, Clerc responde a una pregunta; ¿cómo cocería una rana? Si la echa en agua muy caliente, saldrá huyendo porque percibirá el peligro. Pero si la introduce en una cazuela con agua tibia y deja que se acostumbre, podrá ir subiendo la temperatura poco a poco mientras el animal se resigna a ser hervido, sin fuerzas para poder escapar ya de esa muerte segura.

El fumador y el síndrome de la rana hervida

Al igual que la rana, que es víctima de una muerte segura, incapaz de anticipar el peligro en el que se encuentra, el fumador no percibe el peligro del tabaco de una forma evidente y desde el comienzo. Sus consecuencias se van notando poco a poco, con el paso del tiempo, y cuando quiere reaccionar a veces es demasiado tarde. La temperatura ha subido demasiado, y el fumador acaba siendo la rana de la historia de Clerc.

Los humanos somos a veces muy contradictorios, y nuestros actos no parecen del todo lógicos. Podemos ser incapaces de montarnos en un avión, y en cambio nos sentimos totalmente tranquilos viajando en un coche. Tenemos miedo de las sensaciones de malestar que podemos sentir si dejamos de fumar, pero la posibilidad de sufrir un cáncer de pulmón queda apartada mientras encendemos otro cigarrillo.

El cigarro explosivo

Imaginemos que nos ofrecen unos cigarros que son inofensivos para la salud. Pero, debido a un error en la fabricación, de cada 30.000 paquetes, hay uno que contiene un cigarrillo explosivo, con la potencia suficiente como para matarnos al instante.

Antes de continuar leyendo puedes responder… ¿correrías el riesgo de fumar esa marca de cigarrillos que no perjudican tu salud? Ya sabes que sólo hay una pequeña posibilidad de encontrar el paquete defectuoso, pero eso sí, las consecuencias serán terribles e inmediatas.

Tomemos las coas por el lado positivo. Después de todo, cada paquete contiene 20 cigarrillos y sólo hay un paquete de cada 30.000 que contiene el cigarro explosivo. El riesgo es realmente bajo, ya que un fumador sólo tiene una “posibilidad” sobre 600.000 de volarse la cabeza. El riesgo es muy bajo, pero la consecuencia en el caso de encontrarlo es letal e instantánea. Este riesgo bajo, pero con unas consecuencias tan radicales, impulsaría a muchos fumadores a dejar de fumar. En España se venden unos 4 millones de paquetes de cigarrillos al día. Esto significa que con esta nueva técnica de fabricación, explotaría cada día la cabeza de unas 134 personas. Es decir, menos de 50.000 al año.

Lo sorprendente es que en el año 2019, el tabaco causó mas de 56.000 muertes. Si, con cigarrillos «normales», de esos que no explotan, pero a pesar de eso, el riesgo del cigarrillo explosivo, aunque mata menos, no se aceptaría. Nuestra mente es así de sorprendente. Valora los riesgos de diferente modo, a veces de forma totalmente subjetiva, y en función de como interpretamos cada posible peligro.

Dejar de fumar para no caer en la trampa de la rana

Ahora ya entiendes que nuestra mente no tiene la capacidad de valorar los riesgos de una forma muy precisa ni eficaz. En muchas ocasiones son factores muy subjetivos los que determinan si algo es muy peligroso o no lo es. 

El tabaco es la primera causa de muerte evitable en el mundo desarrollado

 

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